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Cuando la Ciencia se volvió Prioridad de Estado: El Legado Científico del Gobierno Gaviria 

Un repaso histórico y prospectivo sobre la política científica en Colombia entre 1990 y 1994 

Por: Olga Lucía Ostos 

Basado en: Gaviria Trujillo, C. A. (2024). La contribución del Gobierno Colombiano (1990–1994) al avance de la ciencia y la tecnología: Un análisis histórico y prospectivo. Revista Internacional del Instituto de Pensamiento Liberal, 1(1), 19–35. 

Una semilla que sigue dando frutos 

Pocas veces en la historia reciente de Colombia se ha pensado la ciencia como un pilar estratégico para el desarrollo nacional. Sin embargo, el gobierno de César Gaviria (1990–1994) marcó un punto de inflexión al introducir en la agenda nacional la necesidad de fortalecer la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) como políticas de Estado. 

En su artículo, Gaviria Trujillo ofrece un recorrido histórico riguroso y, al mismo tiempo, una mirada prospectiva sobre lo que significaron esos cuatro años para el sistema nacional de ciencia y tecnología. Más que una memoria de gobierno, su texto es una propuesta de futuro, basada en las lecciones aprendidas de una época donde la modernización del país fue inseparable del impulso al conocimiento. 

De la Constitución del 91 al Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología 

Uno de los logros más significativos del periodo fue la inclusión del derecho a la ciencia y la educación en la Constitución Política de 1991, así como la creación del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCT), antecedente directo de lo que hoy conocemos como el ecosistema de innovación colombiano. 

Gaviria Trujillo destaca cómo su administración se enfocó en cinco pilares clave: 

Institucionalidad científica: Fortalecimiento de Colciencias como entidad promotora de investigación. 

Formación de talento humano: Becas nacionales e internacionales para investigadores. 

Vinculación universidad–empresa–Estado: Semillas de lo que hoy son las alianzas público–privadas para la innovación. 

Descentralización del conocimiento: Impulso a centros regionales de desarrollo científico. 

Modernización tecnológica del Estado: Inclusión de la tecnología como herramienta para la gestión pública. 

Ciencia con vocación democrática 

Lo revolucionario de esta política científica fue que no se trató de una estrategia aislada de las dinámicas sociales, sino de un proyecto democrático de transformación nacional. La ciencia era concebida como un derecho, no un privilegio. Por eso, muchas de las iniciativas impulsadas en ese entonces buscaban cerrar brechas regionales, de género y educativas. 

“El conocimiento no puede ser patrimonio de unos pocos. Tiene que estar al servicio de toda la sociedad”, sostiene Gaviria Trujillo en el artículo, dejando claro que la ciencia, cuando se piensa desde el Estado, tiene un poder igualador que trasciende la academia y permea lo público. 

Prospectiva: ¿Qué nos dice el pasado sobre el futuro? 

Uno de los aportes más potentes del artículo es su lectura prospectiva. Gaviria no se limita a recordar lo que se hizo, sino que propone cómo ese legado puede proyectarse al siglo XXI. Señala que muchos de los desafíos actuales —crisis climática, transformación digital, nuevas desigualdades— requieren retomar ese espíritu visionario de los noventa, pero adaptado a las realidades del presente. 

Algunas de sus propuestas incluyen: 

Actualizar el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación con estructuras más ágiles y descentralizadas. 

Fomentar una “cultura científica” en la ciudadanía, con alfabetización en ciencia y tecnología desde la educación básica. 

Reconocer el conocimiento como herramienta de soberanía, especialmente en contextos de crisis global. 

Ciencia, tecnología y política: una convergencia necesaria 

El artículo de Gaviria Trujillo coincide con otros enfoques recientes (como el de Olga Lucia Ostos Ortiz en esta misma revista) en señalar la necesidad de un diálogo constante entre científicos, tecnólogos, políticos y ciudadanos. Sin esta convergencia, la política pública corre el riesgo de ser ciega, y la ciencia, muda. 

Además, el texto pone sobre la mesa un debate de fondo: ¿puede Colombia volver a tener una política científica tan ambiciosa y transformadora como la de los años 

noventa? La respuesta, para el autor, está en la voluntad de recuperar la confianza en el conocimiento como eje de desarrollo nacional. 

Conclusión: volver a pensar la ciencia como política pública 

“La historia no es una nostalgia, es una brújula”, dice un proverbio popular. Y este artículo es precisamente eso: una brújula que nos orienta hacia un futuro donde el conocimiento sea prioridad del Estado, y no una nota al pie. 

El legado del gobierno 1990–1994 en materia científica no solo sentó bases institucionales, sino que instaló una visión de país más inteligente, más justo y más preparado para enfrentar lo desconocido. Hoy, frente a los desafíos del presente, vale la pena recordar —y retomar— ese camino. 

Referencia 

Gaviria Trujillo, C. A. (2024). La contribución del Gobierno Colombiano (1990–1994) al avance de la ciencia y la tecnología: Un análisis histórico y prospectivo. Revista Internacional del Instituto de Pensamiento Liberal, 1(1), 19–35. 

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